Municipio
Un robot fabricado en un garaje de Boadilla se convierte en el cocinero de un restaurante madrileño
Hace ya tiempo que la robótica ha dejado de ser una idea de futuro para formar parte de nuestro presente. En diversos ámbitos, desde el industrial al doméstico, el uso de robots nos facilita, cada vez más, las tareas a los humanos. Ahora, lo que hace años podría parecer una historia de ciencia ficción, es una realidad en un restaurante madrileño, el primero de la región que cuenta con un cocinero robot.
Este inusual cocinero se llama Lex y fue creado por cuatro jóvenes emprendedores hace cuatro años en un garaje de una vivienda de Boadilla del Monte. Guillermo Ortiz, Román Salazar, Rodrigo Orellana y Jorge Montejo fabricaron el robot con la idea de abrir su propio restaurante, pero la llegada de la pandemia y la falta de recursos económicos los llevó a venderlo a otros locales de hostelería tras poner en marcha su propia empresa con sede en el Polígono Industrial Prado del Espino de Boadilla.
Y ahí entró en juego Earth Mama, el restaurante que, ubicado en la calle María de Molina de la capital y con una propuesta gastronómica con la que apuestan por la comida 'healthy' en formato 'poke bowl, ha confiado en el robot cocinero para que prepare los platos principales de su carta.
¿Cómo trabaja el robot cocinero?
Cualquiera que piense en un robot cocinero se le puede venir a la cabeza algo similar a la imagen que ilustra este artículo, una suerte de C3PO ejerciendo de chef. Pero la apariencia de Lex nada tiene que ver con el personaje de la saga 'Star Wars'.
Con unas medidas de 1'80 x1,60 metros, lo único visible en él es una puerta similar a la de un microondas por la que se introduce el bol vacio para que, entre 60 y 90 segundos después, se pueda recoger lleno con los ingredientes que compongan el plato elegido por el cliente.
El robot cocinero alberga en su interior una cámara frigorífica con diversos cubículos que almacenan los alimentos, tanto sólidos como líquidos. Con capacidad para preparar más de 200 platos por hora, su funcionamiento es sencillo: recibe la orden de pedido a través de un software instalado en una tablet que maneja el personal que atiende el establecimiento y crea la composición elegida por el comensal lista para degustar.
El resultado es una atención rápida al cliente, un producto cuya relación calidad-precio es buena, sin riesgo de contaminación cruzada y menos desperdicio de comida. ¿Será este el futuro para la hostelería?
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