Desgraciado y trágico final para el dueño del bar El Brillante, famoso por sus bocadillos de calamares

Fueron los bocadillos de calamares los que proporcionaron fama y clientela al mítico bar "El Brillante"de Madrid  y llevaron a su dueño, Alfredo Rodriguez Villa, a abrir sucursales en otros puntos de la comunidad, entre ellos en Boadilla del Monte. Ahora, su historia se vuelve trágica tras conocerse que Rodriguez Villa ha acabado con su vida.

Fue el pasado lunes cuando el hombre, de 68 años de edad, solo y en su casa del distrito madrileño de Chamberí, tomó la drástica decisión de poner punto y final a un periodo que, según cuenta un familiar, estaba siendo complicado a causa de los problemas económicos por los que atravesaba. Al parecer el negocio no iba del todo bien y la crisis de la pandemia no hizo más que aumentar las deudas.

En la mañana del lunes, Alfredo le dijo a uno de sus sobrinos, a través de Whatsapp, que le dejaba las llaves de su piso en la portería del edificio. Alertado por el mensaje, el familiar, conocedor de la situación por la que estaba pasando su tio, acudió al domicilio y al acceder a la vivienda encontró el cuerpo sin vida junto a una pistola.

Tras casi 54 años al frente del negocio heredado de su padre, Alfredo no solo ha dejado conmocionados y tristes a sus familiares sino también a sus empleados con los que trabajaba como uno más. Por ello, los trabajadores de "El Brillante" quisieron rendirle el mayor homenaje el martes abriendo el bar para atender a su clientela.